Tipos de cáncer

Leucemia

La leucemia es un cáncer que se desarrolla en las células madre de la médula ósea, que se encuentra en la cavidad ósea y donde se encuentran los glóbulos blancos, rojos y plaquetas, casos de leucemia que no se pueden prevenir. Aprende más.
8 min de leitura
por: Grupo Oncoclínicas
Leucemia
El principal examen diagnóstico de la leucemia es el hemograma completo. Cuando está presente, se observan cambios en los leucocitos.

La leucemia es un cáncer que comienza en las células madre de la médula ósea. La médula ósea se encuentra en la cavidad ósea y es donde se producen las células sanguíneas. Encuentra células que dan lugar a glóbulos blancos (leucocitos), glóbulos rojos (glóbulos rojos o eritrocitos) y plaquetas.

Es una enfermedad que afecta a los glóbulos blancos y tiene como característica principal la acumulación de células enfermas en la médula ósea: reemplazan a las células sanguíneas sanas, disminuyendo su número normal.

En la leucemia, una célula sanguínea que aún no está madura sufre una mutación genética que la convierte en una célula cancerosa. Anormal, esta célula se multiplica más rápido y muere menos que las células sanas, y así es como las células normales de la médula ósea son reemplazadas por anormales cancerosas.

En Brasil, la leucemia es el noveno tipo de cáncer más frecuente entre los hombres, y no está entre los diez tipos más frecuentes de la enfermedad entre las mujeres. Para 2020, el INCA (Instituto Nacional del Cáncer) estimó 10.810 nuevos casos de leucemia.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), hubo 474.519 nuevos casos de leucemia en todo el mundo en 2020, y la enfermedad ocupa el puesto 13 entre los tipos de cáncer más frecuentes entre mujeres y hombres.

Entre los factores que aumentan el riesgo de desarrollar leucemia están el tabaquismo, la exposición al benceno (una sustancia que se encuentra en la gasolina y se usa ampliamente en la industria química), la radiación ionizante (rayos X y gamma) de procedimientos médicos (radioterapia), algunos medicamentos de quimioterapia, formaldehído y pesticidas. Tener síndrome de Down, síndrome mielodisfórico y otros trastornos sanguíneos también aumenta el riesgo de la enfermedad.

Tipos de leucemia

La leucemia se clasifica según dos criterios. Una de ellas es la velocidad de su progresión, y puede ser aguda (progresa rápidamente y produce células que no están maduras y no logran realizar sus funciones) o crónica (progresa lentamente y mantiene un mayor número de células maduras que pueden realizar algunas de las funciones normales). El otro es el tipo de sangre / glóbulo blanco que está enfermo: mieloide o linfoide.

Hay subtipos definidos por análisis biológicos y genéticos. Combinando los criterios de clasificación hay cuatro de los tipos más comunes:

  • Leucemia linfoide crónica (LLC): afecta a las células linfoides y se desarrolla lentamente. La mayoría de las personas con CLL tienen más de 55 años, y rara vez afecta a los niños. Es una enfermedad adquirida, no hereditaria;
  • Leucemia mieloide crónica (LMC): afecta a las células mieloides y se desarrolla lentamente al principio. Afecta principalmente a adultos. Puede causar anemia, fatiga, infecciones, sangrado y otros problemas secundarios, pero algunos pacientes son totalmente asintomáticos;
  • Leucemia linfoblástica aguda (LLA): afecta a las células linfoides y empeora rápidamente. Es el tipo más común en niños pequeños, pero también ocurre en adultos;
  • Leucemia mieloide aguda (LMA): afecta a las células mieloides y avanza rápidamente. Ocurre tanto en adultos como en niños, pero la incidencia aumenta a medida que la persona envejece.

Síntomas de la leucemia

Los principales síntomas de la leucemia son una consecuencia de la acumulación de células defectuosas en la médula ósea que afecta o impide la producción de células sanguíneas normales.

La disminución de los glóbulos rojos causa anemia, cuyos signos son:

  • Fatiga;
  • Dificultad para respirar;
  • Palpitación;
  • Jaqueca

La reducción de glóbulos blancos, a su vez, provoca una caída en la inmunidad, lo que hace que el cuerpo sea más susceptible a infecciones recurrentes y que pueden ser graves.

La disminución de plaquetas causa:

  • Sangrado – siendo el más común de las encías y la nariz;
  • Manchas púrpuras en la piel – llamadas moretones; y
  • Manchas púrpuras en la piel – conocidas como petequias

En general, el paciente también puede presentar como síntomas generales de leucemia:

  • Ganglios linfáticos inflamados, pero sin dolor (principalmente en el cuello y las axilas);
  • Fiebre o sudores nocturnos;
  • Pérdida de peso sin razón aparente;
  • Malestar abdominal (causado por hinchazón del bazo o el hígado); y
  • Dolor en huesos y articulaciones

Si la leucemia llega al sistema nervioso central, pueden surgir dolores de cabeza, náuseas, vómitos, visión doble y desorientación.

Diagnóstico de leucemia

Ante los síntomas y la sospecha de leucemia, se deben realizar análisis de sangre para una evaluación médica específica. La principal de estas pruebas es el hemograma completo, que, de ser así, presentará cambios en los leucocitos -con un aumento de su número con mayor frecuencia, y muy raramente una disminución- asociados o no con disminución de glóbulos rojos y plaquetas.

Otras pruebas de laboratorio a realizar son:

  • Estudio de coagulación (TAP, PTT, fibrinógeno);
  • Análisis bioquímicos (renal, función hepática, electrolitos);
  • Hemocultivos (en presencia de fiebre);
  • Cultivo de orina u otros fluidos biológicos (bajo sospecha de infecciones asociadas);
  • Imágenes de tórax y abdomen (frente a síntomas respiratorios y gastrointestinales).

La confirmación del diagnóstico se realiza con el mielograma, que es el examen de la médula ósea. Se extrae una pequeña cantidad de sangre del material esponjoso del interior del hueso para análisis citológico (evaluación de la forma celular), citogenética (evaluación cromosómica), molecular (evaluación de mutaciones genéticas) e inmunofenotípica (evaluación del fenotipo celular).

Además de eso, las pruebas se utilizan para el diagnóstico de certeza:

  • Hematoscopia: confirma la presencia de blastos circulantes en sangre periférica;
  • Inmunofenotipado de sangre periférica: confirma el porcentaje y el fenotipo de los blastos, lo que permite caracterizar el subtipo de leucemia;
  • FISH (hibridación fluorescente in situ) para ciertos cambios citogenéticos: le permite buscar cambios específicos que determinan la elección de la terapia inicial; y
  • PCR (reacción en cadena de la polimerasa) para alteraciones genéticas recurrentes: esencial para la clasificación según la OMS y para la orientación pronóstica y la elección del tratamiento.

En algunos casos, puede ser necesario realizar una biopsia de médula ósea, realizada con el análisis de una pequeña pieza del hueso en la cuenca por un patólogo.

Tratamiento

El tratamiento de la leucemia está destinado a destruir las células enfermas para que la médula ósea pueda volver a las células normales.

En los casos de leucemias agudas, el tratamiento implica quimioterapia, control de complicaciones infecciosas y hemorrágicas y prevención o lucha contra la enfermedad en el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal). En algunos casos, está indicado el trasplante de médula ósea.

La primera etapa tiene como objetivo alcanzar la remisión completa, es decir, volver a un estado de normalidad aparente después de la quimioterapia con la combinación de medicamentos. Este resultado se puede lograr alrededor de un mes después del inicio del tratamiento (fase de inducción de la remisión), cuando las pruebas de sangre y médula ósea ya no muestran células anormales.

Sin embargo, como la investigación muestra que muchas células leucémicas permanecen en el cuerpo (enfermedad residual), es necesario continuar el tratamiento para que no haya recaídas. En los siguientes pasos, el tratamiento varía según el tipo de célula afectada por la leucemia. En los linfoides, esto puede durar más de dos años, y en los mieloides, menos de un año (excepto en casos de leucemia promielocítica aguda, que también dura más de 2 años).

En la leucemia linfoblástica aguda (LLA), el tratamiento tiene tres fases: inducción de la remisión, consolidación (tratamiento intensivo con quimioterapia no utilizada anteriormente) y mantenimiento (el tratamiento es más suave y continuo durante varios meses). Durante todo el proceso, puede ser necesaria la hospitalización por infección debido a la caída de glóbulos blancos normales y otras complicaciones del tratamiento en sí.

En la leucemia mieloide aguda (LMA), el paso de mantenimiento solo es necesario para los casos de leucemia promielocítica aguda (un subtipo especial de LMA relacionado con hemorragia grave en el momento del diagnóstico). En tales casos, hay una mutación genética específica que se puede detectar en las exploraciones de médula ósea, y el tratamiento con una combinación de quimioterapia y tableta oral (tretinoína) permite tasas de curación muy altas.

El tratamiento de la leucemia mieloide crónica (LMC) es un objetivo específico (inhibe la multiplicación de las células cancerosas sin afectar a las células sanas). Esta leucemia proviene de la aparición de un gen específico (gen BCR-ABL), capaz de aumentar la multiplicación celular a través de la proteína llamada tirosina quinasa. Se utiliza un medicamento oral de la clase de inhibidores de proteínas. Si hay resistencia de la enfermedad después de esta etapa, se parte para quimioterapia o trasplante de médula ósea.

En la leucemia linfoblástica crónica (LLC), el tratamiento puede depender de quimioterapia, agentes inmunológicos (monoclonales) y orales. La elección dependerá de los aspectos clínicos del paciente, como la edad, la presencia de otras enfermedades, la capacidad de tolerar la quimioterapia y las características de la propia enfermedad.

Prevención

La mayoría de los casos de leucemia no presentan factores de riesgo que puedan modificarse, es decir, son casos de leucemia que no se pueden prevenir.

Sin embargo, evitar la exposición a sustancias como el benceno, el formaldehído y los pesticidas es una forma de reducir el riesgo de desarrollar leucemia. Lo mismo ocurre con el tabaquismo, un factor de riesgo para la leucemia mieloide aguda: dejar de fumar siempre es una buena idea y puede, como beneficio adicional, prevenir otros tipos de cáncer (especialmente pulmón, boca y vejiga), además de enfermedades como el enfisema, el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular.

Compartilhe

Ou compartilhe o link
Link copiado para sua área de trabalho.

Tipos de câncer

Conheça a nossa série de conteúdos relacionado aos tipos de câncer.
Saiba mais