Tipos de cáncer

Sistema Nervioso Central

El tumor del sistema nervioso central surge en los tejidos del cerebro y la médula espinal. Dolor de cabeza inusual, epilepsia y pérdida de las funciones motoras son algunos de los síntomas. Los tumores malignos o metastásicos suelen ser mortales. Más información.
8 min de leitura
por: Grupo Oncoclínicas
Sistema Nervioso Central
El dolor de cabeza es el síntoma más común de los tumores localizados en el SNC. Los otros incluyen la epilepsia y la pérdida de la función neurológica.

¿Qué es un tumor del sistema nervioso central?

El Sistema Nervioso Central (SNC) está formado por el cerebro y la médula espinal, y sus tumores se producen por el crecimiento de células anormales en los tejidos de estas localizaciones. Alrededor del 88% de los tumores primarios del Sistema Nervioso Central se producen en el cerebro.

El cáncer primario del SNC representa entre el 1,4% y el 1,8% de todos los tumores malignos del mundo y es responsable de una tasa desproporcionada de morbilidad y mortalidad. 

Los tumores cerebrales primarios, es decir, los que se originan en el cerebro, rara vez se extienden a otras partes del cuerpo, pero incluso los considerados benignos e indolentes (de crecimiento lento) pueden presionar y destruir el tejido cerebral normal, causando daños neurológicos irreversibles o incluso mortales. 

Subtipos de tumores del sistema nervioso central

Es importante entender la diferencia entre los tumores que se inician en el cerebro (tumores cerebrales primarios) y los tumores que se inician en otros órganos y se han extendido al cerebro (secundarios o metastásicos). En los adultos, los tumores cerebrales metastásicos son más frecuentes que los primarios. 

Los tumores primarios del SNC comprenden una amplia gama de entidades patológicas, cada una con una historia natural distinta. Para simplificar, los tumores del SNC pueden clasificarse como gliomas o no gliomas. Actualmente, las características morfológicas y genéticas se encuentran en cada tipo de tumor y ayudan al diagnóstico y a la clasificación adecuada de estos tipos de tumores.

El pronóstico de los pacientes con tumores cerebrales benignos es generalmente muy favorable. Los pacientes con tumores cerebrales primarios malignos o metastásicos suelen morir a causa de la enfermedad. 

Los principales tipos de tumores primarios del SNC son:

  • Meningiomas: suelen ser benignos y se originan en la duramadre, la capa que recubre el cerebro y la médula espinal. La tasa de incidencia es de aproximadamente 2 casos por cada 100.000 personas. Son más frecuentes en las mujeres en la sexta y séptima décadas de la vida y son los tumores cerebrales primarios más comunes en los adultos. Muchos meningiomas se detectan incidentalmente en las exploraciones de imagen y no requieren tratamiento en el momento del diagnóstico inicial. Para los pacientes con meningioma asintomático, la observación puede ser una opción de tratamiento. Si se observa un efecto de masa en pacientes con o sin síntomas, el tratamiento de elección suele ser la resección quirúrgica completa. La radioterapia también puede utilizarse como tratamiento aislado o complementario a la cirugía en este tipo de tumores; 
  • Adenomas hipofisarios: los tumores hipofisarios suelen ser adenomas funcionales o no funcionales. Pueden encontrarse anomalías endocrinas en el momento de la presentación si los tumores producen péptidos como la prolactina, la hormona del crecimiento o la hormona adrenocorticotrópica; 
  • Gliomas: son tumores cerebrales primarios que se originan en las células madre neurogliales o en las células progenitoras. En función de su aspecto histológico se han clasificado tradicionalmente como tumores astrocíticos, oligodendrogliales o ependimarios y se han clasificado entre los grados I y IV de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que indican diferentes grados de malignidad;
  • Meduloblastomas – tumores de crecimiento rápido, considerados de grado IV por la OMS. Pueden tratarse mediante cirugía, radioterapia y quimioterapia. Son más frecuentes en los niños -su máxima incidencia se produce entre los 2 y los 7 años de edad-, pero los adultos jóvenes también pueden presentarlas.

Síntomas y signos de los tumores del sistema nervioso central

Los síntomas de los tumores cerebrales pueden producirse gradualmente, empeorando con el tiempo, o aparecer repentinamente. Los síntomas que presenta un tumor cerebral están relacionados con el efecto de masa, la infiltración del parénquima y la destrucción del tejido. El dolor de cabeza, el síntoma más común, está relacionado con el efecto de masa y se produce en aproximadamente el 35% de los pacientes. 

La hipertensión intracraneal puede estar causada por el crecimiento de un tumor, un edema cerebral o la obstrucción del flujo del líquido cefalorraquídeo (LCR) y provocar síntomas como dolor de cabeza, náuseas, vómitos, visión borrosa, problemas de equilibrio, cambios de personalidad o comportamiento, convulsiones y somnolencia.

Hay tres grupos principales de síntomas a los que hay que prestar atención:

  • Cefalea con alarmas: no es cualquier cefalea ordinaria la que hace sospechar de tumores del SNC, sólo cuando presenta alguna señal de alarma. Estas alarmas suelen ser la aparición de un nuevo dolor de cabeza (para los que nunca han tenido este tipo de dolor), el cambio en el patrón de dolor de cabeza (para los que ya tenían dolor antes), el empeoramiento de la intensidad (cuando se hace más fuerte con el tiempo), el aumento de la frecuencia (cuando el dolor aparece más a menudo) o cuando el dolor es fijo (cada vez que aparece en el mismo lugar);
  • Epilepsia u otras convulsiones: principalmente cuando el paciente presenta la convulsión por primera vez; 
  • Pérdida de funciones neurológicas: se denominan déficits focales, cuando hay pérdida de fuerza o tacto en las extremidades, pérdida de la vista o del oído, alteraciones del habla o de la capacidad intelectual (comprensión, razonamiento, escritura, cálculo, reconocimiento de personas), cambios en el comportamiento (apatía, agitación o agresividad) en relación con el patrón normal de la persona.

La aparición de una o varias de estas alteraciones debe ser siempre comunicada al médico y debidamente investigada.

Diagnóstico

La anamnesis del paciente, los antecedentes y una exploración física y neurológica con alteraciones son el punto de partida para la sospecha de tumores del SNC. Ante la sospecha clínica, se realizan pruebas complementarias en la búsqueda de neoplasias del SNC. Los primeros son los exámenes de imagen:

  • Resonancia magnética: método de diagnóstico que utiliza ondas electromagnéticas para formar imágenes. La resonancia magnética produce imágenes que permiten determinar el tamaño y la localización de un tumor, así como la presencia de metástasis.
  • Tomografía computarizada: técnica de diagnóstico por imagen que utiliza la radiación X para visualizar pequeños cortes de regiones del cuerpo. Puede utilizarse en algunos casos en los que la RMN no es una buena opción, como en el caso de pacientes con sobrepeso o con claustrofobia. La tomografía también proporciona un mejor detalle de las estructuras óseas cercanas al tumor. 
  • La punción lumbar se utiliza para diagnosticar células cancerosas en el líquido cefalorraquídeo (LCR), que baña la médula espinal y el cerebro. El procedimiento consiste en aspirar el LCR a través de una aguja para su posterior examen. Este examen puede ayudar a evaluar la diseminación liquórica de algunos tipos de tumores del SNC, como el meduloblastoma. 

También se pueden realizar análisis de sangre y orina. Aunque las pruebas de laboratorio rara vez forman parte del diagnóstico de los tumores cerebrales y de la médula espinal, pueden realizarse para comprobar el funcionamiento de otros órganos, como el hígado y los riñones, principalmente si se planea una intervención quirúrgica y quimioterapia.

Tratamiento 

Los tumores del SNC tienen un tratamiento complejo en el que intervienen varios profesionales sanitarios.

Normalmente comienza con el neurocirujano, para extraer el tumor o un fragmento de tejido para la biopsia. Los siguientes pasos y la evolución dependerán del tipo concreto de tumor, que se recoge en el informe patológico, implicando al oncólogo clínico, con la planificación de la quimioterapia, y al radiooncólogo, en la planificación de la radioterapia.

La cirugía en los tumores cerebrales y medulares puede realizarse para obtener una muestra de biopsia, extirpar el tumor (o la mayor parte posible) o ayudar a prevenir o tratar los síntomas o las posibles complicaciones del tumor.

Comprenda las posibilidades de tratamiento de los tumores del SNC que se indican a continuación.

Cirugía para extirpar el tumor

La mayoría de las veces es el primer paso en el tratamiento de un tumor cerebral o medular, y está indicado siempre que sea seguro y no afecte a la función cerebral normal. 

Los objetivos de la cirugía son:

  • Diagnóstico, proporcionando tejido para el análisis histológico y molecular para la correcta clasificación del tumor;
  • Reducir el efecto de masa, preservando la función neurológica del paciente;
  • Promover la citorreducción, es decir, la reducción del tamaño del tumor; y
  • Tratar la hidrocefalia, si está presente. 

Los avances en la neuroanestesia, las técnicas de microneurocirugía y la instrumentación han disminuido el riesgo de la cirugía. Cuando la intervención terapéutica se considera apropiada, la cirugía sigue siendo la terapia inicial para casi todos los pacientes con tumores cerebrales y puede ser curativa para la mayoría de los tumores benignos, incluidos los meningiomas.

Debido a la naturaleza infiltrativa de la mayoría de los tumores cerebrales primarios, el alivio del efecto de masa y la reducción del volumen se traducen en una mejora sintomática y permiten la administración segura de un tratamiento complementario con radioterapia, asociada o no a la quimioterapia. 

Radioterapia

La radioterapia es un componente esencial en el tratamiento de muchos pacientes con tumores cerebrales. Puede ser curativa para algunos pacientes y prolongar la supervivencia en la gran mayoría de los casos en que se aplica.

Se puede utilizar en diferentes situaciones:

  • Después de la cirugía, para matar cualquier célula tumoral restante;
  • Como tratamiento principal, si la cirugía no es una buena opción; y
  • Combinado con quimioterapia; y
  • En algunos casos, cuando la enfermedad regresa.
  • Quimioterapia

Se trata de fármacos anticancerosos que pueden administrarse por vía intravenosa u oral y que entran en el torrente sanguíneo y llegan a casi todas las zonas del cuerpo. Ayudan en el tratamiento complementario de los tumores del SNC asociados a la cirugía, la radioterapia o, en algunos casos, cuando se utilizan solos.

Fármacos-foco

A medida que los investigadores han ido conociendo mejor el funcionamiento de las células que causan los tumores o ayudan a su crecimiento, se han desarrollado nuevos fármacos que se dirigen específicamente a estos cambios. Son los fármacos diana que, al atacar preferentemente las características moleculares existentes en las células tumorales, suelen ser menos agresivos para las células normales y más eficaces contra el tumor.

Los fármacos aún no desempeñan un papel importante en el tratamiento de los tumores cerebrales o medulares, pero algunos de ellos pueden ser útiles para ciertos tipos de tumores. 

Actualmente, se sabe que la terapia multimodal con cirugía, radioterapia y quimioterapia reduce claramente la morbilidad, prolonga la supervivencia y puede ser curativa en algunos pacientes. Dadas las limitaciones de las terapias actuales, los esfuerzos por mejorar los resultados basados en la búsqueda de dianas moleculares presentes en el tumor han ido en aumento.

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