Consiste en una disminución del número de glóbulos rojos circulantes o en una reducción de la concentración de hemoglobina en dichos glóbulos. Como resultado, puede haber una disminución de la capacidad de la sangre para conducir el oxígeno a los tejidos, lo que puede provocar cansancio y palidez.
La anemia es un efecto secundario común de la quimioterapia. En algunos casos, reducir la dosis de quimioterapia puede ser suficiente para revertir la anemia. En otros casos, puede ser necesario interrumpir temporalmente el tratamiento. Actualmente existen medicamentos que pueden prevenir y tratar la anemia estimulando la producción de glóbulos rojos. Estos fármacos se conocen como factores de crecimiento hematopoyético. Otra forma de tratar la anemia es la transfusión de sangre o de glóbulos rojos empaquetados únicamente.
Además, la afectación de la médula ósea por neoplasias hematológicas también puede causar anemia. Sin embargo, la anemia puede tener otras muchas causas, entre ellas una serie de enfermedades no malignas.