INIBIDORES DE TIROSINA-QUINASE

Algunas células producen ciertas sustancias capaces de estimular el crecimiento de la propia célula y de otras células. Estas sustancias se llaman factores de crecimiento. Los factores de crecimiento ejercen sus efectos a través de su unión a receptores ubicados en la superficie de las células, llamados receptores de membrana. Cada factor de crecimiento se une a su receptor específico, gracias a la complementariedad estructural entre las dos moléculas, como en un sistema de llave y cerradura.

Una vez que el factor de crecimiento se une a su propio receptor, se desencadenan una serie de reacciones químicas dentro de la célula, que culminan en la expresión de genes que activarán funciones como la proliferación celular o la angiogénesis. Para que ocurra esta serie de reacciones químicas, la participación de una proteína llamada tirosina quinasa es esencial.

Por lo tanto, la inhibición de la tirosina quinasa impide la transmisión de señales entre el factor de crecimiento, su receptor, el interior de la célula y los genes, evitando la estimulación de la proliferación celular y la angiogénesis. Los inhibidores de la tirosina cinasa pertenecen a la clase de fármacos diana moleculares y se han utilizado en el tratamiento del cáncer de riñón, pulmón, cabeza y cuello, además de ciertos sarcomas y algunas neoplasias hematológicas.

Para obtener más información sobre los fármacos diana moleculares, consulte la sección “PREGUNTAS FRECUENTES – FÁRMACOS DIANA MOLECULARES”.

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Este contenido forma parte del glosario Oncoclínicas con todos los términos relacionados con la Oncología y sus tratamientos.
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