Tipos de cáncer

Testículo

El cáncer de testículo es raro y más común entre los hombres jóvenes, de 15 a 50 años. Si se detecta a tiempo, hay muchas posibilidades de curación. El signo más común es la aparición de un nódulo duro que a veces causa dolor. Obtenga más información.
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por: Grupo Oncoclínicas
Testículo
A diferencia de lo que ocurre con otros tumores, como el de próstata, los tumores testiculares son más frecuentes en la población joven, entre 15 y 50 años.

Qué es el cáncer de testículo

El cáncer de testículo es poco frecuente y representa el 5% de todos los casos de cáncer entre los hombres. A diferencia de lo que ocurre con otros tumores, como el de próstata, el cáncer testicular es más frecuente en la población joven, entre 15 y 50 años.

También se conocen como tumores de células germinales (TCG), neoplasias benignas o malignas derivadas de las células germinales, que dan lugar a los espermatozoides (en el hombre) y a los óvulos (en la mujer).

Si se detecta al principio, el cáncer testicular tiene grandes posibilidades de curación.

Subtipos de cáncer de testículo

Los testículos están formados por muchos tipos de células, cada una de las cuales puede desarrollar uno o varios tipos de cáncer. Es importante conocer el tipo de célula donde se inició el cáncer y qué tipo de tumor se desarrolló, porque esto determina la forma de tratamiento y ayuda a predecir el pronóstico.

  • Tumores de células germinales – más del 90% de los cánceres testiculares comienzan en células conocidas como células germinales, las células productoras de esperma. Los principales tipos de tumores de células germinales (TCG) en los testículos son seminomas y no seminomas. Muchos cánceres testiculares contienen células seminoma y no seminoma. Estos tumores mixtos se tratan como no seminomas porque crecen y se diseminan como no seminomas;
  • Tumores seminomatosos – los seminomas tienden a crecer y extenderse más lentamente que los no seminomas. Los dos principales subtipos de estos tumores son los seminomas clásicos (o típicos) y los seminomas espermatocíticos. Más del 95% de los seminomas son clásicos. Generalmente, ocurren en hombres de entre 25 y 45 años de edad. El seminoma espermatocítico es raro y tiende a ocurrir en hombres de edad avanzada (una media de 65 años);
  • Tumores no seminomatosos – este tipo de cáncer testicular se da en hombres entre el final de la adolescencia y el principio de los 30 años. Hay cuatro tipos principales de tumores no seminomatosos: carcinoma embrionario, carcinoma del saco vitelino, coriocarcinoma y teratoma. La mayoría de los tumores son una mezcla de diferentes tipos, pero esto no cambia el tratamiento de la mayoría de los cánceres no seminomatosos. Representan el 60% de todos los tumores testiculares.

Cada subtipo de tumor no seminomatoso puede expresar proteínas que entran en el torrente sanguíneo y son útiles no sólo para su diagnóstico, sino también para el pronóstico y el seguimiento. Estas proteínas se denominan marcadores tumorales;

  • Carcinoma in situ – los cánceres testiculares pueden comenzar como una forma no invasiva de la enfermedad denominada carcinoma in situ. Este tipo de cáncer no siempre progresa a un tipo invasivo. Es difícil de diagnosticar, ya que no causa síntomas y a menudo no forma una masa que pueda ser palpada;
  • Tumores estromales – se desarrollan en los tejidos que producen hormonas y en los tejidos de soporte de los testículos. Constituyen menos del 5% de los tumores testiculares, pero hasta el 20% de los tumores testiculares de la infancia. Existen dos subtipos principales: los tumores de células de Leydig, que suelen ser benignos y se desarrollan en las células que producen las hormonas sexuales masculinas, y los tumores de células de Sertoli, que se desarrollan a partir de las células que sostienen y nutren las células germinales productoras de esperma. Generalmente son benignos, pero si se extienden, tienden a no responder a la quimioterapia y a la radioterapia; y
  • Cáncer testicular secundario – comienza en otro órgano y se extiende al testículo. Se trata con un enfoque en el órgano de origen. El linfoma es el cáncer testicular secundario más común y se presenta con más frecuencia que los tumores testiculares primarios en los hombres mayores de 50 años. El pronóstico depende del tipo y el estadio del linfoma.

Síntomas y signos del cáncer testicular

El signo más común del cáncer testicular es la aparición de un bulto duro que a veces causa dolor, pero en la mayoría de los casos, no. Los pacientes también pueden sentir el testículo agrandado y una pesadez o dolor abdominal.

Otros síntomas que deben llamar la atención son:

  • Aumento o disminución del tamaño de los testículos;
  • Endurecimiento;
  • Dolor inexacto en el bajo vientre;
  • Sangre en la orina;
  • Sensibilidad del pezón (poco frecuente); y
  • Pubertad prematura, con crecimiento de vello facial y corporal antes de lo esperado.

Diagnóstico de cáncer testicular

Una de las dificultades para detectar el tumor en los jóvenes se debe a que puede confundirse, o incluso enmascararse, con la orquiepididimitis -inflamación de los testículos y del epidídimo, canales situados detrás de los testículos y que recogen y transportan los espermatozoides-. La orquiepididimitis se transmite por vía sexual.

La primera fase del diagnóstico se realiza a través del examen clínico, comprobando la existencia de nódulos palpables o alteraciones que sugieran un cáncer. Uno de los exámenes de confirmación diagnóstica es la ecografía del escroto, que identifica lesiones homogéneas (que sugieren tumores seminomatosos) o heterogéneas (que indican tumores no seminomatosos).

También se realizan pruebas de laboratorio para identificar marcadores tumorales (alfa-fetoproteína, la gonadotropina coriónica humana beta y lactato deshidrogenasa).

Una vez confirmado el diagnóstico, hay que definir la conducta clínica, momento en el que es fundamental la tomografía computarizada de tórax, abdomen y pelvis. Permite verificar la estadificación de la enfermedad y la definición de la conducta terapéutica posterior a la orquiectomía – extracción del testículo para el control del cáncer.

Tratamiento

El tratamiento de los tumores testiculares se basa en la estadificación, el tipo histológico y la clasificación de riesgo. Cada etapa de la enfermedad requiere un enfoque diferente. Las principales alternativas terapéuticas disponibles son:

  • Quimioterapia: existen varios esquemas de quimioterapia descritos para el tratamiento del cáncer testicular. Al ser un tratamiento sistémico, realizado por vía intravenosa, tiene más efectos secundarios porque también afecta a las células sanas;
  • Radioterapia: el tratamiento de radioterapia se reserva para los tumores seminomatosos, ya que son más sensibles a esta terapia. La aplicación está indicada en tumores localizados ( Estadio I) y en tumores retroperineales de poco volumen ( Estadios II a y b);
  • Orquiectomía parcial: procedimiento quirúrgico en el que se extirpan uno o ambos testículos a través de un pequeño corte en el escroto. Debe estar indicada en tumores menores de 2 cm en ausencia de un testículo contralateral o de un déficit funcional acentuado debido al alto riesgo de recidiva local; y
  • Orquiectomía radical: este procedimiento quirúrgico, incluso aisladamente, cura a la mayoría de los pacientes. En esta técnica quirúrgica, el corte se realiza en la región abdominal y no en el escroto. La implantación de prótesis testiculares puede realizarse en la misma cirugía.

La elección de las terapias que se utilizarán solas o en combinación depende del estadio del cáncer, como se describe a continuación.

Etapa I (excepto EI S), seminoma y no seminoma – los pacientes tienen enfermedad local o enfermedad restringida al testículo y al cordón espermático. El riesgo de metástasis se sitúa en torno al 20%, es decir, la curación alcanza el 80% de los casos sólo con la orquiectomía radical.

Etapa II A o B, no seminomatosa – en pacientes con tumores no seminomatosos, enfermedad retroperitoneal limitada (< 5cm) y marcadores tumorales normales hay dos opciones de tratamiento, con buen pronóstico. La estrategia más utilizada es la quimioterapia inicial con posterior abordaje quirúrgico. Esta combinación se asocia con altas tasas de curación y, al ser un método de tratamiento sistémico, también se reduce la incidencia de metástasis a distancia.

Etapa II A o B, seminoma – en este caso, una alternativa a la quimioterapia es la radioterapia en dosis más altas que las administradas para la etapa I, también con un buen pronóstico.

Etapas II C, III e IS, seminoma y no seminoma – la tasa de curación de los pacientes con tumor testicular y enfermedad metastásica de gran volumen puede alcanzar el 90%, dependiendo de la clasificación de riesgo. La razón del éxito de la terapia es el desarrollo de regímenes de quimioterapia basados en el cisplatino. El número de ciclos dependerá de la clasificación de riesgo. Se pueden realizar tres ciclos en pacientes con buen pronóstico, o cuatro en pacientes con pronóstico intermedio y malo.

Prevención

No hay manera de prevenir el cáncer testicular. Lo más importante es realizar un autoexamen para la detección temprana de la neoplasia, lo que aumenta mucho las posibilidades de curación. Una de las recomendaciones es que el autoexamen se haga una vez al mes, después de un baño caliente. La temperatura del agua relaja el escroto y facilita la detección de cambios en el tamaño, sensibilidad o anomalías.

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