Conviviendo con el cáncer

Salud Mental

Depresión, ansiedad, estrés, rabia y incertidumbres son alguns probelmas de salud mental más recurrentes en quién está con cáncer. Especialistas y tratamientos pueden amenizar los síntomas y mejorar la calidad de vida. Sepa más.
12 min de leitura
por: Grupo Oncoclínicas
Salud Mental
Depresión, ansiedad, estrés, rabia y incertidumbres son alguns probelmas de salud mental más recurrentes en quién está con cáncer.

Cómo puede verse afectada la salud mental de los pacientes con cáncer

Cuando a una persona se le diagnostica una enfermedad grave como el cáncer, es natural que se sienta triste, angustiada, ansiosa y tenga otros sentimientos que la incomoden. La pérdida del mundo asumido, las dudas e incertidumbres sobre el futuro traen un torbellino de nuevos desafíos y sensaciones a los pacientes y también a sus familias.

Poco a poco, este sentimiento de extrañamiento se organiza y uno aprende a vivir con el tratamiento del cáncer y sus desafíos. Es común sentir ambivalencia: a veces estar contento con el resultado de un examen, a veces preocupado por el tratamiento, por ejemplo. Para la mayoría de los pacientes, la regulación de las emociones se produce de forma natural y sin necesidad de una intervención más específica.

No tenemos control sobre nuestros sentimientos, por lo tanto, no es posible elegir cómo será la reacción al diagnóstico o a las diferentes etapas del tratamiento. Pero es posible identificar las herramientas emocionales para hacer frente a las situaciones que seguirán.

Es importante recordar que la enfermedad y sus consecuencias son un proceso de construcción de una nueva rutina, con impactos en diferentes esferas de la vida. No existe una forma única de vivir el cáncer y su tratamiento oncológico, ni tampoco una forma correcta. Cada paciente y cada familia se organizarán para afrontar el tratamiento de la mejor manera posible.
Sin embargo, debemos ser conscientes de las condiciones emocionales que pueden afectar la salud mental y pueden afectar a los pacientes con cáncer desde el momento del diagnóstico o en cualquier etapa del tratamiento del cáncer, antes de comenzar, durante las sesiones e incluso después de haber terminado, pero clínico todavía se necesitan devoluciones.

La depresión, la ansiedad, el estrés, la ira y la incertidumbre son los problemas de salud mental más comunes en las personas con cáncer. A continuación, comprenda cada uno de ellos.

Depresión x cáncer

La depresión es una enfermedad incapacitante que afecta entre el 15% y el 25% de los pacientes con cáncer. Afecta por igual a hombres y mujeres y también tiene efectos negativos en familiares, amigos cercanos y cuidadores, quienes tienen que lidiar con dos situaciones difíciles para brindar el apoyo necesario.

Si la depresión en sí ya es un problema que requiere atención y cuidados especializados, asociada al cáncer puede ser aún más compleja, ya que puede dificultar al paciente el enfrentamiento de la enfermedad y el tratamiento (en cuestiones que pueden parecer sencillas, como como elegir una modalidad de atención integradora), puede extender los períodos de hospitalización, reducir la calidad de vida y aumentar el riesgo de suicidio.

En cualquier caso, es importante resaltar que el sentimiento de tristeza es muy común en pacientes y familiares, y sentirse triste y angustiado es normal durante este período, estos sentimientos tienden a pasar después de algunas horas o días. La tristeza es normal, cuando la sientes, buscas formas de mejorar el sentimiento.

En la depresión hay una sensación de estar paralizado. El paciente se “desfuncionaliza”, lo que significa que la depresión muchas veces le impide disfrutar de actividades que alguna vez fueron importantes, generando un estado permanente de angustia, miedo y pensamientos negativos durante un largo período.

Por lo tanto, identificar y tratar la depresión es una parte importante del tratamiento del cáncer. Los síntomas pueden variar de leves a severos, siendo los más comunes:

  • Profunda tristeza y desánimo;
  • Desesperación;
  • Irritabilidad constante;
  • Sensación de vacío;
  • Sentimiento de falta de importancia;
  • Pérdida de interés en actividades que solían satisfacer a la persona;
  • Crisis repentina de llanto;
  • Retirarse de amigos y familiares;
  • Problemas de concentración;
  • Dificultad para tomar decisiones;
  • problemas de memoria;
  • Pensamientos negativos y autodestructivos;
  • Renuencia a hablar de los propios sentimientos;
  • Fatiga;
  • pérdida de apetito;
  • Insomnio (dificultad para dormir y/o dormir bien por la noche) o hipersomnia (sentirse somnoliento todo el tiempo y no querer levantarse de la cama); y
  • Pérdida de libido.

Además del shock de la noticia de tener cáncer y las dificultades que pueden surgir durante la lucha contra la enfermedad (efectos secundarios de medicamentos o pérdida de fuerza muscular y física que impacta en la capacidad de trabajo y ejercicio, por ejemplo), factores inherentes el tratamiento en sí mismo puede conducir a la depresión. Tales como:

  • Interrupción de la producción y secreción de serotonina y dopamina;
  • Efectos secundarios de los medicamentos de quimioterapia;
  • Dolor no tratado o dolor por cirugía, quimioterapia o radioterapia; y
  • Problemas de sueño causados ​​por medicamentos de tratamiento.

Ansiedad x cancer

Cuando se habla de trastorno de ansiedad, no se trata de esa expectación normal o nerviosismo a la espera de que algo suceda, sino de un trastorno mental incapacitante que afecta a alrededor del 25% de los pacientes con cáncer y afecta por igual a hombres y mujeres.

Este trastorno tiende a ser más frecuente antes de que se inicien los tratamientos y en personas con cáncer de pulmón, cerebro y ginecológico.

Los principales síntomas de la ansiedad relacionada con el cáncer son:

  • Expresando gran temor por el tratamiento y sus efectos adversos;
  • Preocupaciones excesivas por la pérdida de independencia;
  • Expresar continuamente el miedo a morir;
  • Sensación de estar separado de las personas que lo rodean;
  • Palpitaciones o aceleraciones del corazón sin razón aparente;
  • Cambios en la presión arterial;
  • Dolor en el pecho sin razón aparente;
  • Respiración acelerada;
  • Insomnio;
  • Dificultad para concentrarse;
  • Sensación de asfixia;
  • Sudor y temblor;
  • Mareo;
  • Náuseas, diarrea;
  • Cambio en el apetito (perder completamente el hambre o comer todo el tiempo); y
  • Dolor abdominal.

La ansiedad puede dificultar el tratamiento del cáncer, especialmente cuando se trata de tomar decisiones relacionadas con la salud. Esto se debe al temor de perjudicar la salud y el trato, el sentimiento de que es obligatorio tener certezas o garantías de que se está en el camino correcto, y esta inseguridad es en sí misma ansiogénica. Por lo tanto, es importante identificarlo e informar los síntomas a uno de los médicos tan pronto como los note.

Estrés x cáncer

Se estima que uno de cada tres pacientes con cáncer experimenta momentos estresantes durante el tratamiento. Y no estamos hablando de ese nerviosismo común con las tareas cotidianas, sino de un trastorno psicológico, provocado por la respuesta del cuerpo ante situaciones extremas en la vida de una persona, que afecta los niveles hormonales y tiene efectos negativos en el organismo.

En el caso de los pacientes con cáncer, el estrés puede perjudicar la evolución de las terapias utilizadas en la búsqueda de una cura (ya que la desregulación hormonal debilita el sistema inmunológico) y reduce considerablemente la calidad de vida del paciente.

Varios factores desencadenan el estrés en pacientes con cáncer, tales como:

  • La presión de seguir trabajando a pesar de los posibles efectos adversos de los tratamientos;
  • No saber cómo tratar con la familia (que suele estar tan estresada como el paciente); y
  • Problemas financieros causados ​​por la reducción de la carga de trabajo o la pérdida del empleo.

Cualquiera que sea la razón, vale la pena señalar que no hay evidencia de que el estrés, por sí solo, sea capaz de causar cáncer.

Rabia x cáncer

Aunque no existen estadísticas sobre el número de pacientes con cáncer que expresan enojo al momento del diagnóstico o durante el tratamiento de la enfermedad, esta es una emoción común en consultorios y clínicas. Los motivos de la manifestación de la ira pueden ser varios, como por ejemplo:

  • La llegada de un problema más grave de lo que la persona esperaba en su vida;
  • La forma en que el cáncer y su tratamiento cambian la rutina; y
  • La forma en que la familia y los amigos empiezan a tratar al paciente (demasiada condescendencia puede hacer que se sienta infantilizado o relegado a un papel de “inútil”).

En muchas familias, la expresión de ira se reprime desde la infancia, lo que puede llevar a los pacientes con cáncer a ocultar este sentimiento. Es importante dejar claro que sentir enfado es normal y que no expresar el descontento no hará que desaparezca, además de dificultar mucho todo en el trato.

La ira reprimida puede conducir a:

  • Depresión;
  • trastorno de ansiedad;
  • Dificultad para comunicarse (incluso reacciones adversas al tratamiento);
  • Comportamientos autodestructivos; y
  • Abuso de alcohol y/o drogas.

Qué médicos deben aconsejar sobre salud mental durante el tratamiento del cáncer

Si los síntomas de depresión, ansiedad, estrés e ira duran dos semanas o más, es importante buscar la ayuda de psiquiatras y psicólogos especialistas en pacientes con cáncer, ya que saben cómo combinar terapias y, si es necesario, medicamentos sin perjudicar el tratamiento del cáncer. . .

El oncólogo suele tener colegas que indicar, así como las buenas clínicas especializadas cuentan con un servicio de psicología con profesionales dedicados a este cuidado.

Cómo cuidar la salud mental durante el tratamiento del cáncer

La psicooncología puede ser el primer acercamiento a las manifestaciones de inseguridad, miedo y nerviosismo ante el diagnóstico y tratamiento del cáncer.

En él, la atención médica se complementa con el trabajo de un psicólogo especialista en psicooncología, con el fin de ayudar en el afrontamiento y en la creación de estrategias de autocuidado esenciales para mantener la salud mental durante el tratamiento del cáncer -e incluso después de que finalice-. en el período en que sean necesarios los retornos y los exámenes para controlar el retorno de la enfermedad (recurrencia).

Si se confirma el diagnóstico y cuando se confirme, aprenda a manejar la depresión, la ansiedad, el estrés y la ira relacionados con el cáncer.

Depresión

La necesidad o no de medicación para la depresión será determinada por un profesional especializado (psiquiatra) después de al menos una consulta para identificar el problema y conocimiento del tratamiento oncológico (para que no exista riesgo de interacción negativa con la medicación oncológica).

El tratamiento de drogas no es la única alternativa para el cuidado de la salud mental. El tratamiento psiquiátrico asociado al tratamiento psicoterapéutico ha mostrado buenos resultados en la mejora de la calidad de vida de los pacientes.

Se recomienda mantener una rutina de terapia con un psicólogo, psicoterapeuta o psicooncólogo, ellos brindan las herramientas para que el paciente pueda manejar sus emociones y desarrollar un mecanismo para lidiar con ellas. También se puede recomendar terapia de pareja, familiar o grupal (que incluye amigos cercanos y cuidadores).

La mejoría es gradual y varía de un caso a otro. Para algunos pacientes, la sensación de mejoría puede ser rápida, para otros puede llevar más tiempo. Es importante mantener un seguimiento regular con el equipo de atención para evaluar la evolución del paciente y reevaluar el manejo clínico. Más importante que la inmediatez es el seguimiento médico: si no se nota un avance en la salud mental del paciente, se puede idear un nuevo abordaje de la depresión.

Ansiedad

La necesidad de medicación para el trastorno de ansiedad será determinada por un profesional especializado (psiquiatra) después de al menos una consulta para identificar el problema y conocimiento del tratamiento del cáncer (para que no haya riesgo de interacción negativa).

Además del uso de medicamentos, la terapia realizada por un psicólogo, psicoterapeuta o psicooncólogos puede ayudar con la condición del paciente. Se puede realizar de forma individual, en pareja, en familia o en grupo (que incluye amigos cercanos y cuidadores), si el profesional y el paciente lo sienten necesario.

Actualmente, ya está comprobado que las técnicas de relajación tienen muchos beneficios para los pacientes con cáncer. Para la ansiedad, también son efectivas las técnicas de relajación realizadas con la ayuda de un instructor (preferiblemente) o por el paciente solo, como:

  • Técnicas de respiración;
  • Atención plena;
  • Meditación;
  • Extensión; y
  • Yoga.

La mejoría es gradual y varía de un caso a otro. Para algunos pacientes, sentirse mejor puede llegar rápidamente, mientras que otros pueden tardar más en notar los efectos. Es fundamental mantener un seguimiento periódico con el equipo asistencial para evaluar la evolución del paciente y reevaluar el manejo clínico, si es necesario.

Más importante que la inmediatez es el seguimiento médico: si no se nota un avance en la salud mental del paciente, se puede idear un nuevo abordaje del trastorno de ansiedad.

Estrés

El control del estrés se puede realizar con supervisión médica o de forma individualizada por el paciente. En este último caso, es importante señalar que es más fácil enfrentar el problema después de pasar por una consulta con un médico especialista, ya que en ella se aprende a dominar las herramientas para lidiar con las emociones.

Entre las necesidades del día a día para reducir el estrés se encuentran:

Controle las citas del día: el uso de un planificador, una guía telefónica o un calendario en línea permite asignar el tiempo necesario a cada actividad y reorganizar las citas para que no se superpongan;

Respeta tus límites: si no hay energía, tiempo o interés en un compromiso, es completamente aceptable rechazarlo;

Pida ayuda: nadie tiene que hacerse cargo de todo, y mucho menos durante el tratamiento de una enfermedad. Pedir ayuda a familiares, amigos y compañeros de trabajo ayuda a reducir las preocupaciones y, en consecuencia, el riesgo de estrés;

Concéntrese en lo que puede controlar: la reacción a algo que está fuera de control puede ser el desencadenante de una crisis de estrés; y

Buscar ayuda financiera: si el problema es financiero, pedir ayuda a personas cercanas a usted o a un asesor financiero puede aliviar mucho el estrés.

Entre las técnicas incluidas en la vida cotidiana para controlar el estrés, es interesante pensar en:

Haga ejercicio regularmente: una caminata de 30 minutos al día es suficiente para mantener su cuerpo saludable y el estrés bajo control.

Salir de la casa: mirar algo que no sean las paredes de la casa o el apartamento da un aire fresco a las ideas y puede ayudar a reducir el riesgo de estrés;

Comer bien: mantener una dieta equilibrada y saludable proporciona energía al cuerpo, ayuda a minimizar los efectos secundarios del tratamiento y reduce el estrés;

Duerma bien: es esencial descansar al menos siete horas por noche. Si es posible, también es interesante hacer algunas siestas a lo largo del día;

Participe en un grupo de apoyo: los grupos de apoyo para pacientes con cáncer generalmente están mediados por profesionales especializados y son un buen ambiente para desahogarse, siéntase bienvenido al escuchar las

historias y experiencias de otros pacientes, que pueden ser similares a la suya, y ponga sus problemas en perspectiva;
Incluya una actividad relajante en su rutina: media hora de jardinería, leer, escuchar música, cocinar, pintar al día. No importa la actividad, lo importante es tener este tiempo para enfocarse en algo que no sea una enfermedad o problemas cotidianos; y

Llevar un diario: poner sus emociones en un papel o en la pantalla de una computadora puede ser una buena técnica para las personas que no pueden o no quieren expresar lo que sienten en voz alta.

Las técnicas de relajación como la atención plena, la meditación, los estiramientos y el yoga también pueden ayudar a controlar el estrés del paciente con cáncer.

Rabia

Existen formas saludables de sacar el enfado, que se traducen en un cambio positivo en la vida y en la forma de afrontar la enfermedad y el tratamiento. Com o aconselhamento de um terapeuta, o paciente de câncer pode encontrar as origens de sua raiva e os gatilhos que fazem com que ela seja acionada, evitar comportamentos e hábitos destrutivos e aprender técnicas para lidar com ela (tais como escrever um diário ou praticar uma actividad física).

El profesional también es capaz de evaluar si existe riesgo de que la ira progrese a depresión o trastorno de ansiedad y actuar de forma preventiva para evitar que esto suceda.

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